Las sociedades son personas jurídicas que se constituyen para realizar una actividad económica común, con aportes de capital y trabajo de los socios. Sin embargo, existen diversas situaciones que pueden motivar el término de una sociedad, ya sea por voluntad de los socios, por el cumplimiento de su plazo o por causas legales o judiciales.
En este artículo, explicaremos qué es la disolución y la liquidación de una sociedad, cuáles son sus causales, cómo se realiza el procedimiento y qué consecuencias tiene para los socios y terceros.
¿Qué es la disolución y la liquidación de una sociedad?
La disolución de una sociedad es el acto jurídico que pone fin a la existencia de la persona jurídica como tal, pero no a sus relaciones patrimoniales. La sociedad disuelta deja de tener su objeto social y pasa a una etapa de conservación y liquidación de sus bienes y obligaciones. La disolución puede ser voluntaria o involuntaria, según las causas que la originen.
La liquidación de una sociedad es el proceso que sigue a la disolución y que tiene por finalidad terminar con las operaciones pendientes de la sociedad, pagar a los acreedores, cobrar a los deudores y distribuir el remanente entre los socios. La liquidación puede ser judicial o extrajudicial, según si se realiza ante un tribunal o ante un notario.
¿Cuáles son las causales de disolución y liquidación de una sociedad?
Las causales de disolución y liquidación de una sociedad dependen del tipo de sociedad que se trate. En general, se pueden agrupar en las siguientes categorías:
- Causales voluntarias: son aquellas que dependen de la voluntad de los socios. Por ejemplo, como el acuerdo unánime o mayoritario para disolver la sociedad, el cumplimiento del plazo o del objeto social, la reducción del número mínimo de socios o la renuncia o muerte de un socio indispensable.
- Causales legales: son aquellas causas que establece la ley para ciertos tipos de sociedades. Por ejemplo, la quiebra, la nulidad, la pérdida total o sustancial del capital social, la fusión o división de la sociedad o el incumplimiento de normas legales o estatutarias.
- Causales judiciales: son las que se originan por una sentencia judicial que ordena la disolución y liquidación de la sociedad. Por ejemplo, por causa de interés público, por abuso o fraude de los socios o administradores o por grave conflicto entre los socios.
¿Cómo se realiza el procedimiento de disolución y liquidación de una sociedad?
El procedimiento de disolución y liquidación de una sociedad varía según el tipo de sociedad y la causal que lo motive. Sin embargo, en términos generales, se pueden distinguir las siguientes etapas:
- Declaración o constatación de la causal: se debe dejar constancia del hecho que origina la disolución y liquidación de la sociedad, ya sea mediante un acuerdo escrito de los socios, una escritura pública ante notario, una resolución administrativa o una sentencia judicial.
- Nombramiento del liquidador: se debe designar a una persona natural o jurídica que se encargue de realizar las operaciones necesarias para liquidar la sociedad. El liquidador puede ser uno o más socios, un tercero ajeno a la sociedad o un funcionario judicial. El liquidador debe aceptar el cargo y rendir caución si se le exige.
- Publicación e inscripción: se debe publicar un aviso en el Diario Oficial informando sobre la disolución y liquidación de la sociedad y el nombre del liquidador. Además, se debe inscribir el extracto del documento que contiene la declaración o constatación de la causal y el nombramiento del liquidador en el Registro de Comercio correspondiente.
- Inventario y balance: el liquidador debe confeccionar un inventario y un balance del activo y pasivo social al momento de la disolución. Estos documentos deben ser puestos en conocimiento de los socios y acreedores.
- Cobro y pago: el liquidador debe cobrar las cuentas pendientes a favor de la sociedad y pagar las obligaciones sociales con los acreedores. Si hay insuficiencia de fondos, se debe proceder a la enajenación de los bienes sociales. Si hay excedente, se debe distribuir entre los socios según sus respectivas cuotas o acciones.
- Finiquito y extinción: el liquidador debe rendir cuentas de su gestión a los socios y acreedores y obtener el finiquito correspondiente. Luego, se debe otorgar una escritura pública que contenga el balance final y la distribución del remanente. Finalmente, se debe publicar e inscribir el extracto de la escritura en el Diario Oficial y en el Registro de Comercio, lo que produce la extinción de la sociedad.
¿Qué consecuencias tiene la disolución y liquidación de una sociedad?
La disolución y liquidación de una sociedad tiene diversas consecuencias para los socios y terceros, entre las que se pueden mencionar las siguientes:
- Para la sociedad: implica la pérdida de su objeto social, la modificación de su razón social que debe agregar la expresión «en liquidación», la limitación de sus facultades al ámbito de la liquidación y la extinción definitiva de su personalidad jurídica.
- Para los socios: implica la pérdida de su calidad de tales, el cese de sus derechos y obligaciones sociales, la responsabilidad solidaria por las deudas sociales hasta el momento de la disolución y el derecho a recibir su cuota de liquidación si hay remanente.
- Para los terceros: implica la imposibilidad de contratar con la sociedad disuelta, salvo para los actos necesarios para su liquidación, el derecho a exigir el pago de sus créditos sociales y el derecho a impugnar las operaciones del liquidador si son perjudiciales para sus intereses.
¿Qué pasa si no se liquida adecuadamente la sociedad?
Si una sociedad no se liquida adecuadamente, puede enfrentar algunas consecuencias que no son precisamente un paseo por el parque. Aquí te cuento:
- Responsabilidad continua: Si la sociedad no se liquida formalmente, sigue existiendo legalmente. Esto significa que los socios aún pueden ser responsables de las deudas y obligaciones de la empresa.
- Multas y sanciones: Las autoridades no son muy fans de las sociedades fantasmas. Si no se liquida correctamente, podrían imponer multas y sanciones.
- Problemas con terceros: Si la sociedad no se liquida, los proveedores, clientes y otros terceros pueden seguir considerándola activa. Esto podría generar confusiones y problemas legales.
- Bloqueo de nuevos proyectos: Una sociedad no liquidada puede obstaculizar la creación de nuevas empresas o proyectos. Los socios pueden estar atrapados en una relación empresarial no deseada.
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La disolución y liquidación de una sociedad es un proceso complejo que requiere del cumplimiento de una serie de requisitos legales y formales. Por ello, es recomendable contar con el asesoramiento profesional de un experto legal que pueda orientar y acompañar a los socios en cada etapa del procedimiento.
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